Benzodiacepinas (Valium)

TIPO PRINCIPAL

Las benzodiacepinas son medicamentos clasificados como depresores. Se producen legalmente y se recetan para tratar la ansiedad, el insomnio y la depresión. También pueden tomarse con fines recreativos para contrarrestar los efectos de los estimulantes como la cocaína y las anfetaminas. Hay muchos tipos de benzodiacepinas, que se comercializan con distintos nombres. Una de las más comunes es el diazepam, comercializado como Valium. El consumo prolongado de benzodiacepinas conlleva un alto riesgo de dependencia.

Este tipo de fármacos fueron descubiertos por un químico austriaco, el Dr. Leo Sternbach, en 1954. El Dr. Sternbach trabajaba para Hoffman-La Roche, una empresa farmacéutica cuyos laboratorios habían presentado el fármaco para su estudio científico. Pronto se descubrió que las benzodiacepinas eran más eficaces que los barbitúricos y menos propensas a causar adicción y sobredosis. El primer fármaco benzodiacepínico (clordiazepóxido) se patentó en 1959. Se comercializó en todo el mundo en 1960 con el nombre de Librium y se recetaba para tratar la ansiedad. En los años siguientes se probaron compuestos afines, hasta que en 1963 se introdujo el diazepam, comercializado como Valium. Otros experimentos con benzodiacepinas condujeron al desarrollo de otros derivados, como el nitrazepam, conocido como Mogadon, en la década de 1960, y el alprazolum, conocido como Xanax, en la década de 1980. Fue en la década de 1980 cuando las benzodiacepinas se convirtieron en el depresor más recetado del mundo. Fue también en esta época cuando se reconoció que la dependencia y el abuso de las benzodiacepinas era un problema muy extendido.

Las benzodiacepinas ralentizan la actividad del sistema nervioso central y del cerebro. Cuando se toman en grandes dosis, pueden producir euforia e intoxicación, sobre todo cuando se combinan con otros depresores como el alcohol.

Las benzodiacepinas se presentan en forma de comprimidos o cápsulas, generalmente de color blanco o azul. Los comprimidos pueden ser de distintos tamaños, normalmente en función del tamaño de la dosis por cápsula. Suelen llevar el logotipo de la empresa farmacéutica que los fabrica. Suelen ser comprimidos para tragar, pero algunos consumidores ilícitos los convierten en polvo, que mezclan con un líquido para inyectárselo.

OTROS TIPOS

Las benzodiacepinas suelen denominarse por su nombre químico o por el nombre con el que se comercializan. El diazepam es más conocido como Valium, pero también se comercializa como Dulcene. La benzodiacepina oxazepam se denomina Alepam, Serepax y Murelax. El nitrazepam se vende como Alodorm y Mogadon. El temazepam se comercializa como Euhypnos y Normison. El flunitrazepam, comercializado como Rohypnol, se ha hecho famoso por su uso en agresiones sexuales, y los medios de comunicación se refieren a él como la “droga de las violaciones”.

Los nombres callejeros de las benzodiacepinas incluyen “benzos”, “tranx”, “sleepers”, “serras” (por Serepax), “moggies” (por Mogadon) y “normies” (por Normison). Los comprimidos de diazepam pueden denominarse “vallies”, “diazzies” y “wobblies”, o “azules”, “blancos” o “amarillos”, en referencia al color de los comprimidos.

A veces, las benzodiacepinas también se denominan “analgésicos” o pueden referirse a ellas con términos vagos como “píldoras” o “comprimidos”.

PRINCIPALES EFECTOS

Los efectos de las benzodiacepinas suelen empezar a notarse al cabo de una hora. Dependiendo de la dosis, sus efectos pueden durar desde unas horas hasta unos días. Por lo general, las benzodiacepinas le hacen sentir profundamente relajado y somnoliento, y reducen la ansiedad. También pueden provocar mareos, aislamiento o confusión. La dificultad para hablar, la sequedad de boca, la visión borrosa o doble y la pérdida de memoria a corto plazo son efectos comunes de las benzodiacepinas tomadas en dosis elevadas. Otros efectos pueden ser cambios de humor, euforia, incapacidad para calcular distancias o movimientos, estreñimiento, diarrea, náuseas y vómitos. Las benzodiacepinas conllevan un alto riesgo de dependencia si se toman durante un largo periodo de tiempo, es decir, regularmente durante más de dos o tres semanas. Las personas que toman benzodiacepinas durante mucho tiempo pueden experimentar falta de energía permanente, irritabilidad, náuseas, dolores de cabeza frecuentes, aumento del apetito y pesadillas. El consumo prolongado de benzodiacepinas puede provocar sentimientos de depresión y pensamientos suicidas. Puede provocar erupciones cutáneas, pérdida de libido y, en las mujeres, alteraciones del ciclo menstrual.
La combinación de benzodiacepinas con otros depresores como el alcohol u opiáceos como la heroína puede potenciar el efecto de la droga y aumentar el riesgo de sobredosis.

Cuando las benzodiacepinas se combinan con estimulantes como el éxtasis o las anfetaminas, el organismo se ve sometido a un enorme estrés al intentar hacer frente a los efectos contradictorios de las drogas.

PAÍSES PRODUCTORES

Las benzodiacepinas se fabrican legalmente bajo licencia en la mayoría de los países industrializados del mundo. En los EE.UU. y en todos los países de la UE, la droga sólo se puede obtener con receta médica. En algunos países, como India, Tailandia y Turquía, se puede comprar sin receta.

De todas las drogas que alteran el estado de ánimo, las benzodiacepinas son las más recetadas en el mundo. En cuanto a la producción ilícita de benzodiacepinas, una de las fuentes son los medicamentos recetados que se han desviado para uso recreativo, y también hay casos de robo en farmacias y almacenes farmacéuticos.

Se cree que los traficantes de benzodiacepinas que venden las drogas con fines ilícitos viajan a países donde las drogas se pueden comprar sin receta, pero los pedidos por Internet se han vuelto cada vez más comunes en los últimos años.

La benzodiacepina fenazepam se desarrolló por primera vez en la antigua Unión Soviética y ahora se produce legalmente en Rusia y otros países de la llamada Comunidad de Estados Independientes, entre ellos Ucrania y Kazajstán. El fenazapam se utiliza sobre todo para tratar la epilepsia, pero también se emplea en anestesia, especialmente en procedimientos dentales. En Estados Unidos y la mayor parte de Europa, el fármaco no está controlado por las autoridades y puede comprarse legalmente por Internet. Por ello ha empezado a tomarse con fines recreativos, en lugar de otros fármacos como el diazepam (Valium). En 2010 se registraron nueve casos de sobredosis de fenazepam en el Reino Unido.

DATOS Y ESTADÍSTICAS

Las benzodiacepinas son medicamentos que se recetan para la ansiedad, el insomnio y la depresión. Incluyen muchos fármacos diferentes, comercializados con distintos nombres. Conllevan un alto riesgo de dependencia cuando se toman durante mucho tiempo y los efectos del síndrome de abstinencia cuando se dejan de tomar son bastante desagradables. He aquí otros datos clave sobre las benzodiacepinas.

DATOS

  • El fármaco fue descubierto en 1954 y fabricado por la empresa farmacéutica Hoffman-La Roche.
  • El diazepam, conocido como Valium, es una de las benzodiacepinas más recetadas.
  • Las personas que toman benzodiacepinas con regularidad pueden desarrollar tolerancia, lo que les lleva a tomar dosis cada vez más altas para conseguir el mismo efecto.
  • Las benzodiacepinas son física y psicológicamente adictivas.
  • La dependencia puede aparecer al cabo de cuatro semanas de consumo regular.
  • La droga actúa sobre el cerebro y el sistema nervioso central.
  • La mezcla de benzodiacepinas con otras drogas aumenta sus efectos y puede provocar sobredosis y muerte.
  • Las benzodiacepinas se presentan en forma de pastillas o comprimidos, con distintas concentraciones.
  • El Rohypnol es una benzodiacepina apodada la “droga de las violaciones” por su uso en varios casos de agresión sexual.
  • En pequeñas dosis, las benzodiacepinas pueden provocar una sensación de bienestar general, relajación y somnolencia.
  • En dosis elevadas, pueden tener efectos similares a la embriaguez, con pérdida de coordinación y dificultad para hablar.
  • Una persona que sufra abstinencia de benzodiacepinas experimentará síntomas como ansiedad, confusión, convulsiones y dolor muscular.
  • En la mayoría de los países, las benzodiacepinas sólo se pueden adquirir con receta médica, pero en algunos países, como la India y Tailandia, se pueden comprar sin receta.

ESTADÍSTICAS

  • En 1975, se recetaron 103 millones de benzodiacepinas en Estados Unidos.
  • Entre 1990 y 1996, las benzodiacepinas fueron responsables de 1.810 muertes en el Reino
  • Unido, una cifra superior a las muertes provocadas por todas las demás drogas de clase A juntas, incluidas la heroína y la cocaína.
  • Entre 2002 y 2007, las prescripciones de esta droga aumentaron de 69 millones a 83 millones en Estados Unidos.
  • Un estudio sobre adolescentes realizado en 2007 reveló que, en 35 países europeos, a una media del 8% de los jóvenes de entre 15 y 16 años se les habían recetado tranquilizantes con benzodiacepinas y que el 4% del mismo grupo de edad había consumido estos fármacos sin receta. Se descubrió que Polonia era el país con el mayor número de consumidores de tranquilizantes benzodiacepínicos sin receta en este grupo de edad, con un 18% de los jóvenes de 15-16 años que admitían consumirlos. Le siguieron Lituania, donde el 16% de los jóvenes de 15-16 años había consumido benzodiacepinas sin receta, Francia, con un 15%, e Italia, con un 10%.
  • En el Reino Unido se recetaron más de 10 millones de benzodiacepinas en 2008.
    Según la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, Europa fue el mayor consumidor de benzodiacepinas en 2009.
  • En el Reino Unido hay cerca de 1,5 millones de adictos a las benzodiacepinas, aunque el número de recetas ha descendido desde el pico de 31 millones alcanzado en 1979.
  • De todos los adictos a esta droga en el Reino Unido, se calcula que medio millón la han tomado durante un periodo medio de tiempo y unos 3 millones durante un periodo corto.
  • Se calcula que hasta la fecha se han sintetizado más de 2000 tipos diferentes de benzodiacepinas y que se comercializan unos 40 derivados de las benzodiacepinas.

SIGNOS DE DEPENDENCIA

Una persona que ha tomado grandes cantidades de benzodiacepinas puede mostrar un comportamiento similar al asociado a la embriaguez, es decir, dificultad para hablar y pérdida de coordinación. También puede mostrarse somnolienta y aletargada.

La dependencia de las benzodiacepinas puede ser difícil de detectar porque una persona puede tomar la droga legítimamente por prescripción médica y desarrollar tolerancia con el tiempo. Esto significa que puede necesitar aumentar la dosis para conseguir el mismo efecto terapéutico. En tan sólo cuatro semanas de consumo regular, puede volverse dependiente de la droga, con graves consecuencias si intenta dejar de tomarla.

Una persona con síndrome de abstinencia a las benzodiacepinas puede mostrar signos de insomnio, con ojeras y tez pálida. Puede parecer nerviosa o tensa, deprimida, confusa, distante o paranoica. Puede quejarse de rigidez muscular, temblores incontrolables o convulsiones, o tener síntomas parecidos a los de la gripe. La visión borrosa, la hipersensibilidad a la luz, el letargo extremo, la indigestión, los calambres abdominales, las náuseas y la pérdida de memoria son otros signos de abstinencia de las benzodiacepinas.

Una persona adicta a las benzodiacepinas puede aumentar la dosis, provocando una sobredosis. Una persona con sobredosis de benzodiacepinas puede perder el conocimiento, tener un ritmo cardíaco lento, respiración superficial, piel fría y húmeda y labios azules, todos ellos signos de falta de oxígeno.

Aunque las benzodiacepinas se ingieren casi exclusivamente en forma de píldoras o comprimidos, algunos adictos pueden molerlas hasta convertirlas en polvo y mezclarlas con un líquido para inyectárselas, en cuyo caso pueden verse marcas de pinchazos de aguja en los brazos, las piernas, los tobillos o la parte posterior de las rodillas.

TRATAMIENTOS

En caso de sobredosis de benzodiacepinas, es imprescindible la hospitalización. Si los fármacos se han tomado en las dos últimas horas, un médico puede realizar un lavado de estómago, inyectando una gran cantidad de agua en el estómago a través de una sonda para intentar eliminar las benzodiacepinas que aún no hayan sido absorbidas por el torrente sanguíneo. A veces se administra carbón vegetal líquido para detener la absorción del fármaco. Para contrarrestar los efectos sedantes de las benzodiacepinas, se pueden administrar ciertos fármacos como el flumazenil, también conocido como Romazicon, aunque estos fármacos pueden tener efectos secundarios graves en los consumidores crónicos de benzodiacepinas.

La forma más habitual de tratar a un adicto a las benzodiacepinas consiste en reducir el consumo de la droga para minimizar los efectos secundarios más peligrosos de la abstinencia. La interrupción brusca del consumo de benzodiacepinas después de que el organismo se haya hecho dependiente de ellas puede tener consecuencias graves e incluso mortales.

Muchas personas adictas a las benzodiacepinas las tomaban originalmente para tratar la ansiedad o el insomnio, en cuyo caso es necesario desarrollar terapias alternativas para tratar estas afecciones. Pueden administrarse otros fármacos, como los antidepresivos, para facilitar la abstinencia. Pueden recetarse unos fármacos llamados betabloqueantes para tratar los síntomas físicos de la abstinencia, como ataques y convulsiones. La desintoxicación hospitalaria puede ser apropiada para los adictos a las benzodiacepinas, para ayudarles en su difícil batalla contra la adicción. Sin embargo, lo más frecuente es que la desintoxicación y la reducción progresiva del consumo de benzodiacepinas se realicen en régimen ambulatorio.

REFERENCIAS