MDMA

TYPO PRINCIPAL

La MDMA es una droga estimulante que forma parte del grupo de las anfetaminas. Más conocida por su nombre callejero, éxtasis, suele tomarse en forma de pastillas. A veces también se consume en forma de cristal blanco puro. Esta sustancia producida sintéticamente se generalizó como droga recreativa en la década de 1980 en Norteamérica y Europa, principalmente en clubes nocturnos.

La MDMA, o 3,4-metilendioxi-N-metilanfetamina, produce sus efectos “eufóricos” actuando sobre los principales neurotransmisores del cerebro: serotonina, norepinefrina y dopamina. Este proceso puede conducir posteriormente a periodos prolongados de letargo y depresión. En consumidores habituales, existen pruebas de que la MDMA puede afectar permanentemente al estado de ánimo, la memoria y la función cognitiva.

La historia de la droga se remonta a 1912, cuando fue desarrollada por una empresa farmacéutica alemana, Merck, como ingrediente de un medicamento para detener hemorragias. Sin embargo, en aquella época no se realizaron ensayos farmacológicos.

En general, se acepta que la MDMA se convirtió en una droga psicoactiva recreativa en la década de 1970, cuando el controvertido químico estadounidense Alexander Shulgin y otros de su calaña probaron y popularizaron la droga. Algunos psiquiatras ya la utilizaban con fines terapéuticos.

Su consumo, sobre todo entre los jóvenes, siguió aumentando durante las décadas de 1980 y 1990. En el Reino Unido, se ha convertido en una de las drogas ilegales más populares, con un consumo estimado de entre 500.000 y 2 millones de pastillas de éxtasis a la semana en las horas punta.

Muchos informes indican que el consumo de MDMA ha disminuido recientemente en el Reino Unido, debido a la menor disponibilidad de los productos químicos necesarios para fabricar la droga y a la creciente popularidad de sus alternativas, como la mefedrona. En otras partes del mundo, como China, el Sudeste Asiático y Australia, un informe de 2010 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) indica que el consumo de MDMA está aumentando.

La sustancia es ilegal en la mayoría de los países en virtud de la Lista I del Convenio de las Naciones Unidas sobre Sustancias Psicotrópicas. Se considera una droga de clase A en el Reino Unido desde 1977 y una sustancia controlada en EE.UU. desde 1985.

OTROS TIPOS

Los comprimidos de éxtasis que contienen MDMA suelen abreviarse como “E” o “X”, pero los comprimidos individuales tienen nombres diferentes y a menudo llevan logotipos. Los nombres callejeros incluyen “disco biscuits”, “Smarties” o “scoopy snacks”.

Muchos de los nombres que se dan a las pastillas son específicos de cada región y están relacionados con lotes fabricados en laboratorios clandestinos. A menudo parodian nombres de marcas populares como Mitsubishi, MTV, Apple, Mac, etc. Otras toman el nombre de la ilustración de la pastilla: smileys, pitufos, dragones azules, etc.

Muchas de estas pastillas no contienen MDMA pura y pueden cortarse con cualquier cosa, desde cafeína hasta ketamina. Algunas no contienen MDMA en absoluto, sino metanfetamina u otra sustancia como principio activo. Estos contenidos ambiguos aumentan el riesgo de consumir éxtasis.

Además de las pastillas de éxtasis, la MDMA se vende a veces en su forma cristalina pura. Después se ingiere, o incluso se frota en las encías o se tritura y se inhala por la nariz. Los nombres genéricos de la MDMA incluyen Adam, Molly y Madman.

PRINCIPALES EFECTOS

La MDMA puede tener un efecto especialmente negativo en el estado de ánimo de los consumidores varios días después. Una dosis media agota rápidamente las reservas cerebrales de serotonina, que pueden tardar una semana o más en reponerse. Durante este periodo, especialmente al día siguiente de tomar la droga, los consumidores se sienten deprimidos. Es lo que se conoce como “bajón”.

En los consumidores habituales, el cuerpo puede sufrir una falta permanente de serotonina debido a la exposición prolongada a sus efectos, lo que puede llevar a una depresión más profunda.

El síndrome de la serotonina, o envenenamiento por serotonina, puede producirse durante el consumo debido a un exceso de serotonina libre en el cerebro. Esto ocurre frecuentemente cuando la MDMA se mezcla con otra droga ilegal o recetada que actúa sobre el sistema de la serotonina, desencadenando una serie de síntomas que van desde la agitación a las alucinaciones e incluso la muerte en casos extremos.

La presencia de otras drogas desconocidas en muchas pastillas de éxtasis expone a los consumidores a un mayor riesgo de padecer el síndrome serotoninérgico, pero también es un riesgo en sí mismo.

También existe el riesgo de sobredosis accidental al consumir MDMA, ya que algunos consumidores toman más dosis antes de que la droga les haya hecho efecto y les haya dejado “colocados”.

Además, el consumo de MDMA puede provocar complicaciones graves en personas con problemas de salud, como problemas cardíacos, tensión arterial y epilepsia.

Debido a su consumo en ambientes muy calurosos y energéticos, como las discotecas, los consumidores también pueden correr el riesgo de sufrir una deshidratación grave. A la inversa, como la MDMA afecta al sistema urinario, existe el riesgo de intoxicación por agua, que ya ha provocado varias muertes.

PAÍSES PRODUCTORES

La MDMA es una droga fabricada por el hombre. Se sintetiza principalmente a partir del aceite de safrol, un producto natural de la planta norteamericana llamada sasafrás y de varias otras plantas. El safrol y sus derivados también tienen usos legítimos, como la fabricación de algunos pesticidas y perfumes.

Además del safrol, la producción de MDMA requiere otros precursores químicos, como el isosafrol, la heliotropina y una sustancia llamada PMK. Estas sustancias químicas también pueden sintetizarse a partir del aceite de safrol.

Por otra parte, la fabricación de MDMA requiere un equipo de laboratorio adecuado y unos conocimientos y habilidades químicos importantes. Muchos de los precursores químicos necesarios están a su vez regulados por la legislación internacional.

Las materias primas necesarias para fabricar MDMA son objeto de tráfico internacional en grandes cantidades desde su fuente original hasta los laboratorios clandestinos, que las utilizan para sintetizar polvo cristalino de MDMA. En algunos casos, este polvo se vende a otros fabricantes ilegales, que simplemente lo prensan en pastillas, a menudo mezclándolo con diversos productos químicos. A continuación, los traficantes compran estos comprimidos y los venden en la calle con el nombre de “E”.

Por lo tanto, la producción de MDMA no se limita a un país, grupo de países o región en particular. Tiene lugar en todo el mundo, mediante la distribución clandestina de los ingredientes necesarios para su síntesis y la creación de laboratorios secretos.

La síntesis de la droga tiene lugar en laboratorios ilegales de todo el mundo. Según un informe de la ONUDD de 2008 sobre desmantelamiento de laboratorios, se han descubierto laboratorios clandestinos en Canadá, Estados Unidos, Bélgica, Alemania, Holanda, China, India y Australia.

En los últimos años, como consecuencia de una mayor represión de las materias primas químicas utilizadas para fabricar MDMA, la producción ha disminuido o incluso ha cesado en muchos países occidentales. Sin embargo, esto ha llevado a los fabricantes ilegales a utilizar otras drogas (similares o no) para fabricar pastillas de éxtasis, que luego se venden a consumidores desprevenidos que creen estar comprando MDMA. Estos “sustitutos” incluyen la MDA y la PMA.

Según un informe de la ONUDD de 2011 sobre el problema mundial de las drogas, los desmantelamientos de laboratorios de MDMA han disminuido rápidamente en Europa Occidental desde el año 2000, pasando de casi 50 en 2000 a solo 1 en 2009. En comparación, en otras regiones como América del Sur, Sudeste Asiático y Australasia se ha producido un aumento de la producción y el desmantelamiento durante el mismo período, lo que indica un importante cambio geográfico en la producción de éxtasis.

Estos laboratorios clandestinos suelen estar situados cerca de zonas de gran demanda, en las principales ciudades o en sus alrededores, donde prospera la vida nocturna. Pero las pastillas de éxtasis también se exportan lejos de su punto de origen.

En el pasado, las principales rutas de tráfico de pastillas y polvo de MDMA partían de los laboratorios ilegales de los países de Europa Occidental con destino a otros países de la región o a otras partes del mundo tan lejanas como Rusia, Sudáfrica, Egipto, Argentina, EE.UU. y Canadá. En estos dos últimos países, se sabe que los proveedores también abastecen a Norteamérica y otras regiones.

 

HECHOS Y ESTADÍSTICAS

HECHOS

  • La MDMA es un estimulante sintético.
  • Es ilegal en la mayoría de los países según la legislación nacional e internacional.
  • En su forma bruta, se presenta como un cristal blanquecino, que suele prensarse en pastillas y mezclarse con otras sustancias.
  • La MDMA recibe distintos nombres, como éxtasis, E, X, Molly y Adam. Los comprimidos tienen diferentes nombres y suelen estar decorados con un logotipo.
  • La MDMA suele tomarse en forma de pastillas, pero también puede ingerirse o inhalarse en su forma cristalina.
  • Coloca al consumidor estimulando la liberación de serotonina (una de las sustancias químicas del estado de ánimo) en las sinapsis entre las células cerebrales. Esta serotonina se une a los receptores correspondientes en las células adyacentes y produce la sensación temporal de euforia y felicidad descrita por los consumidores.
  • Los efectos adversos incluyen: ansiedad, paranoia, confusión mental, psicosis y náuseas.
  • El subidón de la MDMA suele ir seguido de un periodo de “bajón” provocado por una disminución de la serotonina en el cerebro. La sensación de depresión puede persistir durante varios días tras el consumo, mientras que los consumidores habituales pueden correr un mayor riesgo de depresión.
  • Los efectos de una sola pastilla de éxtasis varían en duración e intensidad en función de la cantidad de MDMA pura que contenga y de las demás sustancias añadidas. Por término medio, los efectos pueden durar entre 3 y 6 horas, pero esto depende de la persona y de la cantidad consumida.
  • La MDMA es consumida sobre todo por jóvenes bastante acomodados en clubes nocturnos, raves y lugares similares.
  • La MDMA puede ser muy adictiva psicológicamente.

 

ESTADÍSTICAS

  • En 2009, las estimaciones de la ONU sobre el número de consumidores de éxtasis en cada región del mundo eran las siguientes
  • África: 390.000 a 1.900.000 (0,1 a 0,3% de las personas de 15 a 64 años)
  • América del Norte: 320.000 (1,1%)
  • América del Sur: 520.000 a 50.000 (0,2%)
  • América Central: 20.000 a 30.000 (0,1%)
  • Asia: 230.000 a 17.330.000 (0,1 a 0,6%)
  • Europa: 3680000 a 3920000 (0,7%)
  • Oceanía: 850.000 a 90.000 (3,6 a 4%)
  • Para un total de 110.080.000 a 280.000.000 consumidores en todo el mundo (0,2 a 0,6% de las personas de 15 a 64 años). Dado que el consumo de MDMA es ilegal, se trata sólo de estimaciones.
  • En 2008, una encuesta sobre delincuencia realizada en el Reino Unido reveló que el 1,5% de los jóvenes de entre 16 y 59 años habían consumido éxtasis en ese año, lo que supone un fuerte descenso respecto al 2% de 2003.
  • El mismo estudio reveló que el 3,9% de los británicos de entre 16 y 24 años había consumido éxtasis en 2008.
  • Alrededor del 0,3% de la población estadounidense (750.000 personas) de 12 años o más admitió haber consumido éxtasis en 2009.
  • En EE.UU., el consumo de MDMA es especialmente elevado en el condado de Los Ángeles, donde el número de personas que admitieron que era su droga de elección cuando ingresaron en un centro de desintoxicación aumentó un 650% entre 2005 y 2009.
  • Entre 2003 y 2007, el Reino Unido registró 69 muertes relacionadas con el éxtasis.
  • En EE.UU., el precio medio de una pastilla de éxtasis es de 10-15 dólares (7-11 euros) por pastilla, lo que la convierte en una de las “drogas de club” más asequibles.
  • En EE.UU., 5.542 ingresos en urgencias en 2001 estuvieron relacionados con el consumo de MDMA.
  • Entre 1994 y 2001, el número de muertes anuales debidas a esta droga aumentó de 1 a 76 en EEUU.

SIGNOS DE ADICCIÓN

El estado de ánimo de un individuo es quizá el signo más visible del abuso de MDMA, aunque puede resultar difícil distinguir entre los cambios de humor ordinarios y una afección médica como la depresión.

Bajo los efectos de la droga, lo más probable es que el consumidor se muestre eufórico, extremadamente feliz y más empático de lo normal con los extraños y su entorno. Su visión de la vida puede parecer diferente de su personalidad habitual y puede parecer que vive más “el momento”, sin preocuparse demasiado por las preocupaciones futuras.

Pero la MDMA no es una droga que pueda tomarse o se tome realmente a diario. Es más bien una “droga de fiesta”, que se toma los fines de semana o en ocasiones especiales. Agotan rápidamente las reservas cerebrales de serotonina, que luego hay que reponer. Cuando el cuerpo carece de serotonina, la droga tiene poco o ningún efecto.

El “subidón” que experimentan los consumidores de MDMA mientras consumen la droga suele ir seguido de un efecto de “colapso”, ya que el cerebro suele tener menos serotonina que antes de tomar la pastilla o los cristales. Esto se manifiesta como bajo estado de ánimo, fatiga e incluso depresión de diversos grados. Este periodo de abatimiento puede durar de un día a una semana y puede ser especialmente notable en los consumidores habituales.

Los trastornos del sueño en combinación con otros síntomas y comportamientos pueden ser un signo de abuso de MDMA. Por último, la memoria y las funciones cognitivas pueden verse alteradas.

TRATAMIENTOS

A diferencia de otras drogodependencias, no existe un tratamiento farmacéutico para el abuso de MDMA. Sin embargo, las terapias cognitivas y psicológicas pueden ayudar al consumidor a superar la adicción.

Para muchos consumidores habituales, la MDMA es psicológicamente adictiva, ya que el consumidor busca constantemente la euforia y la euforia de la droga. Por lo tanto, el tratamiento se centra especialmente en el estado mental del paciente y pretende ayudarle a tomar conciencia del lugar que ocupa la MDMA en su vida y a encontrar una forma de afrontar la vida sin la droga.

La MDMA puede crear un ciclo de adicción en el individuo, debido a la alternancia de subidas y bajadas que genera su consumo regular. Dado que la toma de una pastilla de éxtasis o de cristales de MDMA suele ir seguida de un periodo de euforia, el consumidor llega a asociar esta sensación artificial de intenso bienestar con la droga. Este condicionamiento psicológico suele hacer que el usuario olvide que la depresión que sigue al consumo también es generada por la droga.

Esta dependencia psicológica basada en la recompensa es la causa principal del abuso y es también el objetivo del tratamiento.

La terapia cognitivo-conductual (TCC) es uno de los posibles métodos de tratamiento. Se centra en las razones por las que el individuo se siente obligado a tomar MDMA, examina los comportamientos alternativos que tiene a su disposición y le ayuda a ponerlos en práctica. Si existen factores psicológicos subyacentes que llevan al individuo a depender de la MDMA para sentirse bien, la TCC y otras terapias de conversación también pueden abordarlos.

Las sesiones de asesoramiento privado o en grupo pueden ser una parte importante del tratamiento. También puede ser eficaz la hipnosis, cuyo objetivo es cambiar el comportamiento y los pensamientos de la persona que busca drogas.

El tratamiento de la adicción a la MDMA puede realizarse de forma ambulatoria, asistiendo a sesiones regulares de asesoramiento y grupos de apoyo. Pero el programa de tratamiento también puede realizarse en un centro de desintoxicación.

Estos programas de hospitalización permiten a los consumidores desintoxicarse en condiciones controladas, antes de embarcarse en un programa integral diseñado para acabar con la adicción a la droga y enseñarles a vivir sin ella. Afortunadamente, la MDMA no provoca síntomas de abstinencia importantes como el alcohol o los narcóticos, pero el paciente puede experimentar depresión y agitación tras la abstinencia.

Estos tratamientos internos ayudan a garantizar que el paciente se recupere y evite recaídas.

Lo más importante es que el tratamiento, en cualquiera de sus formas, se adapte a las necesidades del individuo. Al igual que las personas consumen drogas por motivos diferentes, los métodos de recuperación también varían.

En algunos casos, el consumo de MDMA forma parte de una adicción más general a otras sustancias. El programa de tratamiento deberá identificar estas otras adicciones y tratarlas también.

Por último, se evaluarán los daños a largo plazo causados por la droga en el paciente y se administrará el tratamiento correctivo adecuado.

REFERENCIAS